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(Pine y Gilmore, 2011), Utilizaron por primera vez el término “Economía de la Experiencia”, para describir la economía siguiente a la economía agraria, la economía industrial y la economía de servicios, potenciada hoy en día por la transformación digital y en especial por toda las nuevas olas de la inteligencia artificial.

Dando espacio a nuevos conceptos como marketing experiencial y gestión de la experiencia del consumidor, en correspondencia con una serie de fuerzas y desarrollos del mercado, que tienen como base consumidores más informados, sofisticados y exigentes debido a la omnipresencia de las tecnologías digitales, (Lugosi y Walls, 2013).

Pine & Gilmore, afirmaron que a medida que se mercantilizan cada vez más los productos y servicios, las experiencias se convierten en el siguiente paso, en lo que se conoce como la progresión del valor económico. Es decir, en la actualidad los consumidores buscan algo más que productos y servicios, desean experiencias, seguras por el fenómeno de la crisis sanitaria global, personalizadas y acorde a las expectativas, intereses y preferencias del consumidor, incluso para optimizar la inversión.

Los asistentes digitales inteligentes son una herramienta poderosa para conectar las experiencias de los clientes y los empleados, impulsando una mentalidad, objetivos y resultados comerciales unificados. La Inteligencia de la Experiencia, es un activo de la inteligencia estrategia organizacional, compuesto por datos de rendimiento, comportamiento, actividades y aprendizaje potenciados con la analítica de datos y el Big Data. En los ecosistemas de negocios, estos tipos de datos forman parte del flujo de datos distribuido por tecnologías digitales como IoT.