En la era de la transformación digital, la industria 4.0 y la inteligencia artificial se viene trabajando esmeradamente alrededor de las ciudades inteligentes, entendidas como tejido socio-empresarial eficiente basada en datos que utiliza la tecnología para mejorar las funciones de la ciudad a la vez que aumenta la calidad de vida de los ciudadanos, las ciudades inteligentes deben promover el desarrollo urbano salvaguardando la sostenibilidad medioambiental, social y económica de las ciudades mediante el uso de tecnologías inteligentes.
Existen iniciativas como EasyPark que miden el alcance de las ciudades inteligentes en diversas dimensiones como: aparcamiento inteligente, servicios de coche compartido, tráfico y transporte público, energía limpia, edificio inteligente, eliminación de residuos, protección del medio ambiente, participación ciudadana, digitalización del gobierno, planeamiento urbano, educación, ecosistema de negocios, 4G y 5G, velocidad de conectividad a internet, puntos wifi públicos, penetración de teléfonos inteligentes, nivel de vida y cómo la ciudad se está volviendo más inteligente.
La Comisión de Ciudades Digitales y del Conocimiento (CDC) de CGLU busca crear una “red eficiente de cooperación conformada por Autoridades Locales para aprovechar las oportunidades que las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC), la innovación y el conocimiento ofrecen, y compartirlos, asimilarlos y adaptarlos a las necesidades locales para crear nuevas oportunidades para todos”.
Los componentes comunes de las ciudades inteligentes extendidas a los territorios inteligentes (Smart Rural) son: mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, mejorar la eficiencia de la ciudad y su área rural, confiar en los datos y aprovechar la tecnología, especialmente las tecnologías de la información y la comunicación en toda la ciudad.
En una definición más amplia una ciudad se puede considerar como “inteligente”, cuando las “inversiones en capital humano y social y en infraestructura de comunicación fomentan activamente un desarrollo económico sostenible y una elevada calidad de vida, con una sabia gestión de los recursos naturales a través de un gobierno participativo”, según Smart Cities Study, Bilbao.