Con la transformación digital y la revolución de la Industria 4.0 se identifican tecnologías de robótica potenciados por la computación cognitiva y la miniaturización de los componentes electrónicos y procesadores, los denominados “robots colaborativos”. Se dice que es Robótica Colaborativa porque se trata de robots ligeros, flexibles y fáciles de instalar, diseñados para interactuar con humanos en escenarios de trabajo compartido, con un precio asequible a los robots industriales y dirigidos a las pequeñas y medianas empresas (consulte aquí un video animado sobre estos robots).

La Federación Internacional de Robótica (IFR) presenta estudios del avance de este tipo de robots para la productividad y competitividad de las MIPYMES. Se buscan con esta generación de robots no reemplazar trabajadores humanos sino utilizarlos para realizar tares monótonas y repetitivas, lo que reta a las empresas y organizaciones a cualificar a las personas para realizar trabajos en colaboración con el robot en un espacio compartido, o cualificando a las personas en competencias digitales más allá de las rutinas que atenderán los robots.

Ahora bien “para mitigar los riesgos éticos de la inteligencia artificial, tenemos que tomar un rol más activo en su desarrollo” por tanto se debe trabajar en un marco político y legal de la ética de los robots, en medio de lo impredecibles que pueden ser los avances de la inteligencia computacional (consulte aquí los límites de la Inteligencia Artificial).

Existen aplicaciones de robótica educativa o exposiciones anuales con los robots más sorprendentes para el día a día de nuestra sociedad o investigaciones que tratan de avanzar en la empatía de los robots o el robot que se presentó a la alcaldía de un distrito en Tokio o las entrevistas con Sofía, la humanoide más famosa del mundo.

Consúltenos para guiarlo en su reto de enfrentarse a la Industria 4.0

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